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¿Pluralismo? La dictadura de los medios hegemónicos

Benjamín Riffo

 

Desde el estallido social del 18-O del año pasado, los medios de comunicación tradicionales se han visto capturados por la crítica ciudadana que interpeló su actuar durante las manifestaciones. Sin duda, el pluralismo informativo es algo que prácticamente no existe en Chile. Es una situación en que los medios oficialistas concentran el flujo informativo, dejando sin espacio alguno (más que el digital) a los medios populares o alternativos.


En este sentido, la comunicadora social Natalia Vinelli, fundadora de Barricada TV, planteó un concepto que pone en tensión a temas como la política, el periodismo y al poder económico: dictadura mediática. Y es que la académica nos contextualiza en una realidad donde los medios tradicionales determinan una agenda de temas que parecen hacerse cargo de la opinión pública, pero no. De hecho, es todo lo contrario, el espacio de medios alternativos en redes sociales se ha hecho cargo de realizar una contraposición a los tradicionales, dejando en evidencia todo lo que no muestran.


El texto “Rabia” es claro y señala, en contexto del pasado estallido social, que: “La actuación de los medios durante esta manifestación social ha sido deplorable. No solo se ha hecho evidente el carácter monocorde de su cobertura (la misma en todos los medios, que es, por lo demás, la misma del gobierno) (…)”. Así es como se concuerda el punto del inicio, medios oficialistas que cubren una crisis social de la misma manera y siendo exclusivos como fuente de “información”. Es decir, ¿de qué nos sirve un monopolio informativo? ¿Cómo nos podemos informar si existe una dictadura mediática? Es prácticamente imposible si no se tiene el acceso a internet y el conocimiento de medios populares que cubren a través de redes sociales (si es que se quiere tener la contraparte de la visión de los medios masivos).


Fuente: CIPER

 

Estamos instalados en un flujo comunicacional que hace circular una “palabra pública” apegada a la concentración de poder de los grandes grupos económicos que manejan la comunicación masiva que consume una persona en la televisión o en la prensa escrita convencional. ¿Cómo podemos confirmar lo anterior? Vinelli nos contó un suceso que confirma esta concentración de poder, pues cuando se conformó Barricada TV el medio tuvo obstáculos de parte del grupo Clarín, el cual interfirió en la señal de televisión. Asimismo, cabe recalcar que Barricada TV tenía la licencia adecuada para emitir. Entonces, la interpretación más cercana es que si hay licencia, el obstáculo se pone a raíz de ser un canal de televisión que, según su línea editorial, está en contra de los grupos económicos que han mercantilizado la información y a favor de una contrainformación que logre aportar a construir un discurso contrahegemónico”. Por tanto, a simple vista, estamos en vista de un sabotaje al periodismo popular.


Respecto a lo dicho, cabe llevarlo a una realidad medianamente lejana del estallido social, dejando en claro que la protesta lleva la razón desde antes que todo explotara. Ya en 2015, según El Desconcierto, “los cuatro principales operadores en cada sector de medios de Chile concentran más del 90% del mercado, cuando en América Latina el promedio es 80%. En la TV abierta y de pago, el índice de concentración en la TV también llega al 91% y al 87% en audiencia e ingresos publicitarios, respectivamente”. Es así como se confirma el poder de los grupos económicos no permiten un pluralismo y una sana competencia de medios, ya que, como se refería la línea editorial del canal a cargo de Vinelli, los medios tradicionales ven al periodismo, a la comunicación y a la información como objeto de mero lucro. Por lo mismo, si el mismo Estado no garantiza ni apoya la existencia de medios populares y, a la vez, termina conectándose directamente con los medios hegemónicos, solo tenemos como resultado un ambiente comunicacional estático, con los mismos intereses y cerrado a que lo alternativo tenga voz.


En la misma línea, se puede agregar (en palabras de la académica Vinelli) que existe un “secuestro de la palabra”, un secuestro de la opinión pública que termina reflejándose en la decadencia periodística de los medios masivos, donde no se respeta la legitimidad de la expresión de la ciudadanía. Por esto, creo que el apoyo a los medios alternativos, disidentes y populares es esencial para -como dice la comunicadora- “recuperar esta relación para el campo del pueblo”, entendiéndolo como devolver el derecho a la comunicación e información a las personas que literalmente lo piden a gritos.


Para terminar, es primordial proyectar estas ideas para buscar la verdadera existencia de una libertad de expresión en el periodismo, la cual no se vea afectada por el mercado y se proteja desde lo social y lo político. De esta manera, esperamos que este ideal se lleve a cabo en el marco del proceso de la nueva constitución que atraviesa Chile de manera responsable y democrática.


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