Valentina Jiménez
Durante octubre de 2019 se desarrolló una considerable “revuelta” de masas en las calles de Chile, la cual se expandió como efecto dominó en cada una de las regiones, comunas y municipios del país, cuyo objetivo radicaba en diversos prospectos socioculturales en conjunto con la exigencia de mejoras en diversos ámbitos sociales tales como el económico, salud, educación, vivienda e incluso las constantes controversias que genera el monto del sueldo mínimo en Chile, y en consecuencia las falencias socio-económicas que generan los bajos ingresos. Debido a todo aquello, la sociedad chilena hizo un alto y decidió salir a las calles con todas esas demandas sociales. Sin embargo, la construcción de distintos escenarios de protesta constituyó diversas polarizaciones respecto al actuar, forma y desarrollo, tanto de los manifestantes, como también el rol del estado y fuerzas policiales.
Este movimiento se masificó rápidamente, contando con la adhesión de varias regiones del país y expresándose de la misma forma: con marchas. La región de Coquimbo no fue la excepción, las manifestaciones se sintieron con fuerza en La Serena, capital de la región. En consecuencia, las salidas a las calles se retrataban con miles de familias y grupos de amigos, alegres y decididos marchaban con carteles en compañía de una batucada, en un “ambiente de fiesta” que rondaba por las calles de la ciudad.
Cada marcha se convocó a través de redes sociales, estas tenían como punto de partida la Plaza de Armas o la Plaza Buenos Aires, y solían comenzar entre las 16:00 y 18:00 hrs. Ambos puntos de partida llegaban hasta la Avenida Francisco de Aguirre, ahora nombrada “Avenida Diaguita”, en honor al pueblo originario que habitó el Norte Chico de Chile. Las manifestaciones siempre iban acompañadas de batucadas, las que, con su ritmo, propiciaban un ambiente de unidad protagonizado por personas de todas las edades.
Debido a la cantidad considerable de personas marchando, la mayoría de las calles se cerraban. Es por esto que los bomberos debían cortar el tránsito por todas las calles cercanas e involucradas en las manifestaciones. Posteriormente y la mayoría de las veces, se iniciaban barricadas y un desorden masivo movido por el entusiasmo colectivo. Ciertas personas destruían lugares o robaban cosas de los alrededores, entre estos, el Hotel Costa Real, uno de los más conocidos de la ciudad.
Por el aparente descontrol que solía desencadenarse en las protestas, se presentaban los carabineros, cerca de las 21:00 hrs. Estos procedían a disparar perdigones y bombas lacrimógenas, lo que alimentaba aún más la furia masiva de los que decidían quedarse. Se generaba un ambiente de hostilidad, con dos partes enfrentándose, que no bajarían la guardia ni se darían por vencidas. Entretanto, los bomberos cortaban el tránsito en la ruta 5.
El desenlace de las marchas estuvo marcado por la llegada de muchos efectivos policiales, que continuaban ejecutando una lluvia de perdigones y bombas lacrimógenas que llegaron a lastimar la integridad física de algunos asistentes a la marcha. Además de comenzar con la detención de manifestantes. De este modo, la marcha se disolvía, cuando las personas no hallaban otra opción más que irse.
Por último, decir que las manifestaciones en La Serena, Región de Coquimbo, fueron un proceso en que las personas participaron activamente, ya sea de manera pacífica o violenta, la presencia de consignas fue un hecho que se replicó en todo el país. La expresión de los ciudadanos fue clave en este periodo de tiempo que se destacó por los reclamos en las vías públicas. Independiente de los destrozos o hechos aislados fuera de lo legal, la legitimidad de las demandas políticas se hicieron notar, consiguiendo un histórico acuerdo en función de un próximo plebiscito que podría cambiar la constitución hecha en dictadura
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